sábado, 18 de abril de 2020

FILOSOFIA 11.1-11.2


INSTITUCION EDUCATIVA TOMAS ARTURO SANCHEZ
GRADO: 11.1  -  11.2    FECHA DE ENTREGA: Abril 20/2020    FECHA DE RECEPCION DE TRABAJO: Mayo 4 /2020
APRENDIZAJE: Comprender la importancia del pensamiento filosófico en su época de esplendor.
 DESEMPEÑOS: Realiza aportes que expliquen argumentativamente los principios filosóficos del contexto sociocultural al que pertenecen.
Identifica y hace uso de fuentes de información de manera crítica y creativa.

HOLA QUERIDOS ESTUDIANTES: La siguiente lectura es para complementar las notas biográficas que habíamos visto de Sócrates, Platón y Aristóteles, para lo cual desarrollaremos el siguiente taller:
1.- Realizar una lectura del documento, teniendo en cuenta las ideas principales que en él se manejan.
2.- Por cada pensador elaborar un mapa mental sobre la importancia de su pensamiento y sus aportes a la filosofía.
3.-Teniendo en cuenta “LA Alegoría de la Caverna” (entregada a ustedes, antes de que se presente esta situación), argumentar porque es importante el manejo del pensamiento en cada una de nuestras acciones. Puede enumerar ejemplos cotidianos vividos u observados por Usted (mínimo 2 páginas)
4.- Elaborar el taller que venía dado en la Alegoría de la caverna.

IMPORTANTE: Las actividades se recibirán a través del correo electrónico: ivillotaenrriquez@gmail.com. Así como también  en el WhatsApp personal no en el del grupo. Puede escanear la actividad o tomarle una fotografía y enviarla.

ESPLENDOR DE LA FILOSOFIA EN GRECIA: SOCRATES, PLATON Y ARISTOTELES
PENSAMIENTO DE SOCRATES
Existen distintas fuentes que describen el pensamiento de Sócrates, ya que él no dejó nada escrito, pero resulta difícil precisarlo con verdadera exactitud porque difieren entre si. Para Jenofonte a Sócrates le interesaba principalmente la moral de los hombres y la formación de buenos ciudadanos, y no se preocupaba demasiado de la lógica ni de la metafísica. Sin embargo, a partir de los diálogos de Platón, Sócrates aparece como un metafísico de primer nivel que sentó las bases de una filosofía trascendente, que se distingue por ser una teoría sobre un mundo metafísico de las Formas. Pero no se puede olvidar que Platón, según el testimonio de Aristóteles, exceptuando en sus primeras obras, mezcló sus propias teorías con las ideas de Sócrates.
Karlo Joel, basándose en Aristóteles, sostiene que Sócrates fue un intelectualista o racionalista en tanto que Jenofonte pensaba que era un ético de la voluntad de estilo espartano desfigurando así su doctrina. Según Burnet y Taylor, en Inglaterra, el Sócrates histórico es el que describe Platón, que sin duda superó a su maestro gracias a sus enseñanzas. Es evidente que en sus últimos escritos Platón prescinde totalmente de Sócrates, lo que hace suponer que cuando aparece en los diálogos como interlocutor principal Platón se está refiriendo efectivamente a las ideas de Sócrates.
Ninguno puede afirmar que los Diálogos de Platón no contienen ningún aporte del Sócrates histórico, debiendo reconocer que la doctrina platónica representa una continuación de las enseñanzas de su maestro. Por lo tanto, se puede aceptar que si bien Jenofonte no describe un retrato completo de Sócrates, tampoco se puede considerar autor absoluto de los diálogos de Platón.
Aristóteles estuvo veinte años en la Academia de Platón, de modo que su opinión es más que autorizada como para descartarla como hipótesis. Él consideraba que a Sócrates se le pueden atribuir dos adelantos científicos, el empleo de los razonamientos inductivos y de la definición universal. De modo que Sócrates se ocupó de la posibilidad de alcanzar los conceptos precisos y fijos a diferencia de los sofistas que tenían teorías relativistas.
Para Sócrates, el concepto universal siempre es el mismo, lo que varía son los ejemplos concretos. Por ejemplo todo hombre es un animal racional, y esta definición permanece inalterable aunque su conducta sea diferente a la de otros hombres. De modo que existe lo que no cambia, o sea el concepto universal o la definición de los objetos, en un mundo en permanente cambio, de objetos imperfectos y cambiantes que es el de nuestra vida cotidiana.
Sócrates consideraba de importancia a las definiciones universales porque se interesaba principalmente en la conducta ética, porque éstas representaban la base sólida para que los hombres pudieran salir del relativismo de las doctrinas sofistas. Para los sofistas, la justicia, por ejemplo, es diferente de una ciudad a otra, en cambio si se logra una definición universal de lo que significa la justicia para que sea válida para todos los hombres, se podrá tener algo seguro sobre lo cual construir y se podrán juzgar las acciones individuales con códigos comunes a todos los estados.
Según Aristóteles, Sócrates utilizaba el razonamiento inductivo, pero no desde el punto de vista de un lógico sino en el plano de la dialéctica o conversación, guiando a su interlocutor a arriesgar definiciones hasta llegar a la más precisa, o sea a una definición universal y válida, procediendo de lo particular o menos perfecto a lo universal o más perfecto. Sócrates llamó a este método “mayéutica” (obstetricia) haciendo referencia a su madre que era partera, como un símbolo de su intención de que los demás diesen a luz ideas verdaderas.
Así Sócrates se ocupó principalmente por la ética y por las virtudes del carácter; y en virtud de este interés fue el primero que se ocupó del problema de las definiciones universales.
          Tomado de : Sócrates y Platón, Colección Grandes Pensadores, Editorial Planeta DeAgostini, España, 2007
EL PENSAMIENTO DE PLATON
El joven Platón recibió una educación exquisita, tanto del cuerpo, como de la mente. De la mano de los mejores maestros estudió gramática, retórica, música, poesía… Pero nada le influiría tanto como conocer y entrar en el círculo de seguidores de Sócrates. El encuentro también se presta al mito.
Se dice que Sócrates vio en sueños un pequeño cisne que aleteaba sobre sus rodillas y que, desplegando luego las alas, se elevó por los aires entre dulcísimos cantos. Al día siguiente conoció a Platón y dijo: “He aquí el cisne”. Platón, que ya entonces había desarrollado sus capacidades literarias y había escrito algunas tragedias, quemó todos sus escritos anteriores. A partir de ese momento se dedicaría a la filosofía junto a su maestro. Unos siete u ocho años permanecieron juntos. Hasta que Sócrates fue condenado a muerte acusado de corromper a la juventud y de no creer en los dioses. La impresión que causó en Platón el proceso, condena y muerte del maestro solo es comparable al que le había causado su encuentro. Platón no estuvo presente en sus últimos momentos de su maestro, pero los reconstruyó en uno de sus diálogos: el Fedón.
Abrumado por los acontecimientos y temiendo represalias por su condición de amigo y discípulo de Sócrates, Platón iniciará un viaje y un exilio voluntario que lo llevará a diversos centros del saber de la época. La memoria de Sócrates jamás lo abandonará. De hecho, sus primeras obras son un intento de restituir su figura tanto de forma directa –como en Apología de Sócrates– como indirecta, ya que muchos de sus escritos de ética querían impedir la repetición de injusticias y castigos como los que sufrió su maestro.
Conocer a Sócrates no solo decidiría la vida –dedicada a la filosofía a partir de ese momento– del joven Platón, sino también la obra. Sócrates no dejó ningún legado escrito de su pensamiento, pero en la obra de Platón –en su forma habitual de diálogos–, el maestro se convierte en un personaje locuaz.
La relación personal entre ambos también tiene puntos de conflicto, como el hecho de que Platón no estuviera presente el día su muerte, cuando el maestro se encontraba rodeado de otros discípulos. “Platón estaba enfermo”, dice el autor de sí mismo en el Fedón. Sí se postuló como voluntario para pagar la multa que se le impuso a Sócrates antes de cambiar este castigo por el de la pena de muerte.


EL DIALOGO  FORMA UTILIZADA POR PLATON PARA SUS ESCRITOS
              
No es posible saber con certeza cuando comenzó la carrera literaria de Platón. Debió de ser, en todo caso, tras la muerte de Sócrates. Seguramente esta le decidiera a poner por escrito lo que había aprendido, al contrario que su maestro, al que la tradición oral le había bastado. Platón eligió esta forma, el diálogo, para plasmar conocimientos, inquietudes y opiniones.
Sus obras se pueden dividir en cuatro grupos:
·         Las primeras se interesan por la ética. Entre ellas, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides y Eutifrón, además de la mencionada Apología.
·         Las siguientes se centran en cuestiones políticas, algo que atrajo siempre a Platón desde niño –pues en su familia estaba rodeado de dirigentes– y, además, en su juventud participó en la guerra del Peloponeso. Destacan: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor Menexeno.
·         En su madurez, Platón introduce la TEORÍA DE LAS IDEAS y desarrolla la de la reminiscencia. Igualmente se tratan los distintos mitos a lo largo de las páginas de El banquete, Fedón, República Fedro.
·         En sus últimas obras (Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes Epínomis) se dedica a revisar ideas anteriores e introducir temas sobre la naturaleza o la medicina, entre otras disciplinas.
En las obras de Platón, los personajes suelen ser históricos, como Sócrates, Parménides de Elea, Gorgias o Fedón de Elis, aunque a veces también aparecen algunos de los que no se tiene ningún registro histórico. Platón no aparece nunca. Solamente es nombrado en Apología de Sócrates y en Fedón. En la actualidad se cree que Platón escribió cuarenta y dos diálogos, recopilados por sus discípulos y otros escritores contemporáneos (que también escribieron sobre él). Además de los diálogos, se conservan algunas cartas supuestamente escritas en su vejez. Algunas, como la Carta séptima, resultan vitales para reconstruir parte de la vida y el pensamiento de Platón.
Platón eligió el diálogo como forma de plasma conocimientos, inquietudes y opiniones. Hoy se cree que escribió 42 diálogos por sus discípulos y otros escritores contemporáneos.
La teoría de las ideas aparece enseguida en la obra de Platón, ya que desde el momento en que se acepta la inteligencia ordenadora del demiurgo, este actúa –es decir, ordena– según un plan o modelo. Este plan o modelo son las ideas. La teoría de las ideas –o las formas– es uno de los hitos del pensamiento platónico. A grandes rasgos, defiende que existen entes inmateriales, absolutos, inmutables y universales independientes del mundo físico de los que derivan todo lo que existe en ese plano físico. Serían, por ejemplo, la bondad, la justicia, la virtud o el ser humano en sí mismo. Y de ellas llegan todo lo bueno, todo lo justo, todo lo virtuoso y todos los hombres.
La concepción platónica de la realidad se desdoblaría por tanto en dos niveles: el mundo inmutable de las ideas y el mundo físico o sensible, sometido a cambios y vaivenes. La distinción es tan radical que todo el pensamiento de Platón se verá sesgado por ella. A partir de esta dicotomía, Platón se convierte en un filósofo-bi, en un pensador dual que traslada su concepción binaria a los distintos órdenes de su pensamiento.
En el antropológico, Platón diferencia entre cuerpo y alma. El primero pertenece al mundo sensible y nos vincula con la realidad material, mientras el alma participa del mundo ideal, vinculándonos así con lo divino y lo inmortal. El hombre, según Platón, se identificaría más con el alma que con la suma de alma-cuerpo, por lo que creyó que la encarnación del alma es una situación transitoria y contraria a su destino.
La teoría de las ideas es uno de los hitos del pensamiento platónico. Defiende que existen entes inmateriales e inmutables independientes del mundo físico y de ellos derivan la bondad, la justicia, la virtud o el se humano en sí mismo.
En lo que respecta al conocimiento, la dualidad toma las formas de doxa (opinión) y episteme (saber y ciencia). Las primeras pueden estar equivocadas, son variables y cambiantes… No así la segunda, estable, verdadera y firme. En La república, se da la clave: el saber tiene como objeto las estructuras inteligibles, las ideas, mientras que la opinión se ocupa del mundo físico y sensible.
Individuo y Estado
A la hora de organizar la sociedad, Platon deja de lado su idealismo y desarrolla un sistema que intenta llevar a la práctica en distintos momentos… para cosechar decepciones. Sin embargo, jamás dejará de imaginar cómo debería ser un orden político ideal, orden que gira en torno a dos ideas:
1.       La primera es una división funcional de los ciudadanos en productores, dedicados a la actividad económica; guardianes, que se ocupan de la seguridad y el orden; y gobernantes. Los niveles tienen
 su origen y correspondencia con las partes del alma:apetito, ánimo y razón.
2.       La segunda idea es la búsqueda de la justicia, que llegará cuando cada grupo social desempeñe la función que le es propia y con la virtud que le es propia: los gobernantes, la prudencia; el valor en los guardianes y la moderación de los productores. Por encima de todos ellos, coronará un Estado ideal la figura del sabio o filósofo. Llega a esta conclusión después de haber valorado diversas formas de organización:
·         Tiranía, el más perverso de los regímenes.
·         Democracia, el gobierno del pueblo o sus representantes, es muy imperfecto para Platón.
·         Oligarquía, donde gobierne una ambiciosa minoría.
·         Timocracia o régimen militar.
·         Monarquía o aristocracia, que sería la forma más perfecta ya que se asegura el gobierno de los mejores, los más preparados. En el contexto del gobierno de los mejores aparece la figura del rey-filósofo. Según Platón, para aspirar al máximo bien es preciso poseer la idea de bien. Sólo quienes hayan conocido esta idea podrán dirigir los asuntos públicos correctamente, una tarea para lo que es preciso prepararse desde la niñez. De ahí también la importancia capital de la educación. Y todo ello para promover, con garantías, los fines del Estado: la virtud y la justicia que llevarán a una sociedad feliz.
                                             Tomado de: https://www.filco.es/platon-origen-filosofia-occidente/

PENSAMIENTO FILOSOFICO DE ARISTOTELES

Pese a ser discípulo de Platón, Aristóteles fundó un sistema filosófico propio, alejado de algunas de las más importantes teorías de su maestro. Si Platón hablaba de la existencia de dos dimensiones distintas de la realidad –el mundo sensible y el mundo inteligible, de las ideas–, Aristóteles apostó por la idea de que el mundo es solamente uno, sin compartimentos. La críticala teoría de las ideas será un punto clave de su filosofía: “El hombre es un animal racional”.
En la Metafísica –denominada por él “primera filosofía”- es en la que enuncia una de sus teorías más famosas y que tantísima influencia posterior tendrá: el hilemorfismo. Este establece que la sustancia es un compuesto de materia (el principio indeterminado) y forma (la esencia de la sustancia, que determina que sea lo que es).
Esta teoría también la aplicará Aristóteles a la antropología, sosteniendo que todo cuerpo está constituido por materia y forma, que componen un todo único. Así, el ser humano es un compuesto de alma con forma de cuerpo, cuya principal característica es la razón.
Para Aristóteles, todo aquello que se mueve es movido a su vez por una causa, y así sucesivamente. Por tanto, ha de existir algún tipo de motor en el inicio, algo que no sea movido por nadie y que sea lo que desencadene el proceso. Este primer ‘motor inmóvil’ es lo que él relaciona con algún tipo de ser divino, responsable, además, de la unidad del mundo y del orden y las reglas que lo rigen.
En lo referente a la física, Aristóteles explicará el movimiento, característico de los seres naturales, en términos de acto y potencia. Acto será el cumplimiento, realización y pleno desarrollo de las potencialidades de una sustancia, mientras que potencia, la posibilidad de llegar a ser algo que todavía no se es (por ejemplo, una semilla: semilla en acto, pero árbol en potencia).

Teoría del conocimiento de Aristóteles: la experiencia sensible

Para Aristóteles, la piedra angular del conocimiento es la experiencia y la información que nos llega por los sentidos. Información que, más tarde, nuestra razón se encarga de abstraer y analizar. Se trata, por tanto, de un aprendizaje inductivo. Mediante la observación de reglas particulares, podemos llegar a tener una premisa universal (en lugar del sistema deductivo de los racionalistas, que lo desarrollan en la otra dirección: de lo universal a lo particular).
Este nuevo enfoque del conocimiento sería el primer paso hacia el método científico tal y como lo conocemos. Es por esto que Aristóteles puede ser considerado uno de los primeros empiristas, pese a que siempre someterá el conocimiento sensible a la razón. La base de su sistema era encontrar una explicación racional y cierta del mundo que nos rodea.

ORGANON: principio y fin de la lógica: Una de las más grandes aportaciones de Aristóteles fue la invención de la Lógica, recogida en su obra Organon. Este conjunto de libros constituyen la primera investigación sistemática acerca de los principios que ha de tener un razonamiento para ser válido y correcto, y su impactó será vital para la historia del pensamiento.

Como dijo Immanuel Kant, desde Aristóteles la lógica no ha dado un paso atrás… ni hacia delante. Por tanto, concluía el filósofo alemán, era un tema que se podía haber dado por concluido.

Ética: el justo medio

La ética de Aristóteles es teleológica, es decir, que identifica el bien con un fin. El filósofo defiende esta idea porque entiende que cuando los hombres actúan es porque buscan alcanzar un objetivo concreto, principalmente, la felicidad en la vida.
Aristóteles identifica la felicidad con las virtudes, y divide las mismas en dos ramas, las ÉTICAS (aquellas que están destinadas a dominar la parte irracional de nuestra alma) y las DIANOÉTICAS (que se corresponden con la naturaleza racional del ser humano). Entre las primeras encontramos la fortaleza, la templanza y la justicia, mientras que en el segundo grupo estarían la prudencia y la inteligencia.
“Somos lo que hacemos día tras día. La excelencia no es un acto, sino un hábito”
La virtud no es otra cosa, según Aristóteles, que la “dorada mediocridad”, es decir, el punto medio entre dos extremos. Así, por ejemplo, Aristóteles establece la valentía en el punto medio entre la temeridad y la cobardía.
Pero ¿cómo podemos alcanzar la virtud? Mediante hábitos, nos responde. Una repetición continua que debería llevarnos finalmente a la excelencia. Y es de suma importancia que cuidemos esas acciones, porque mediante la virtud es como el hombre puede dominar su parte irracional y de este modo llegar a alcanzar su naturaleza racional, y con ella, la felicidad.

Política aristotélica

Esta ética desemboca en la política, y en ella sostiene la idea de que el hombre, como ser racional que es, desarrolla sus fines dentro de la comunidad. Existen tres formas de gobierno puras –sujetas a la virtud–, mientras que existen también tres formas desvirtuadas de las mismas. Entre las primeras, según el número de gobernantes, estarían la monarquía (el gobierno de uno solo, el más sabio y virtuoso), la aristocracia (el gobierno de unos pocos) y la democracia (el gobierno de muchos); entre las segundas hablaríamos de la tiranía, la oligarquía y la demagogia.
Para Aristóteles, el mejor y más justo gobierno sería la monarquía, pero adolece de un gran problema: es el sistema más difícil de alcanzar y el que está sujeto a la peor degradación (la tiranía), por lo que apuesta por que la elección de cada uno de estos sistemas se haga de acuerdo a las circunstancias de cada país.
“La dignidad no consiste en poseer honores, sino merecerlos”

Legado de Aristóteles para la posteridad

La historia de la filosofía occidental se ha remitido continuamente a las teorías aristotélicas desde hace milenios. Sus aportaciones al campo de la epistemología, la lógica y la metafísica; su papel como el más grande naturalista de la antigüedad; su metodología sistemática de la que bebería directamente la revolución científica… Sus logros son a todas luces inagotables, así como los caminos que abrió a partir de ellos.
Curiosamente, el pensador que más habría de influir en nuestra cultura estuvo sepultado para Occidente durante siglos, mientras los primeros filósofos cristianos ligaron su pensamiento a Platón. Sin embargo, gracias al islam –y más concretamente, al filósofo andalusí Averroes, cuyos comentarios a la filosofía de Aristóteles influyeron en la filosofía de la Edad Media y el Renacimiento–, sus enseñanzas retornaron hasta culminar en la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino, que unió finalmente a Aristóteles con el pensamiento cristiano.
Desde entonces, el estagirita ha sido apoyado, criticado, alabado y repudiado por cientos de filósofos posteriores, pero nunca olvidado o ignorado. Dos mil años de historia influyendo prácticamente en todas las ramas del saber, que se dice pronto.

                         Tomado de:https://www.filco.es/aristoteles-somos-alma-cuerpo-razon/

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