INSTITUCION
EDUCATIVA TOMAS ARTURO SANCHEZ
GRADO: 11.1 - 11.2 FECHA
DE ENTREGA: Abril 20/2020 FECHA DE RECEPCION DE TRABAJO: Mayo 4
/2020
APRENDIZAJE: Comprender la
importancia del pensamiento filosófico en su época de esplendor.
DESEMPEÑOS: Realiza aportes que expliquen argumentativamente los principios
filosóficos del contexto sociocultural al que pertenecen.
Identifica y hace uso de fuentes de información de manera crítica y
creativa.
HOLA QUERIDOS ESTUDIANTES: La siguiente lectura es para complementar las notas biográficas que
habíamos visto de Sócrates, Platón y Aristóteles, para lo cual desarrollaremos
el siguiente taller:
1.- Realizar una lectura del documento, teniendo en cuenta las ideas
principales que en él se manejan.
2.- Por cada pensador elaborar un mapa mental sobre la importancia de su
pensamiento y sus aportes a la filosofía.
3.-Teniendo en cuenta “LA Alegoría de la Caverna” (entregada a ustedes,
antes de que se presente esta situación), argumentar porque es importante el
manejo del pensamiento en cada una de nuestras acciones. Puede enumerar
ejemplos cotidianos vividos u observados por Usted (mínimo 2 páginas)
4.- Elaborar el taller que venía dado en la Alegoría de la caverna.
IMPORTANTE: Las
actividades se recibirán a través del correo electrónico: ivillotaenrriquez@gmail.com. Así
como también en el WhatsApp personal no
en el del grupo. Puede escanear la actividad o tomarle una fotografía y
enviarla.
ESPLENDOR DE LA
FILOSOFIA EN GRECIA: SOCRATES, PLATON Y ARISTOTELES
PENSAMIENTO DE
SOCRATES
Existen distintas fuentes que describen el pensamiento de
Sócrates, ya que él no dejó nada escrito, pero resulta difícil precisarlo con
verdadera exactitud porque difieren entre si. Para Jenofonte a Sócrates le
interesaba principalmente la moral de los hombres y la formación de buenos
ciudadanos, y no se preocupaba demasiado de la lógica ni de la metafísica. Sin
embargo, a partir de los diálogos de Platón, Sócrates aparece como un
metafísico de primer nivel que sentó las bases de una filosofía trascendente,
que se distingue por ser una teoría sobre un mundo metafísico de las Formas. Pero
no se puede olvidar que Platón, según el testimonio de Aristóteles, exceptuando
en sus primeras obras, mezcló sus propias teorías con las ideas de Sócrates.
Karlo Joel, basándose en Aristóteles, sostiene que Sócrates fue
un intelectualista o racionalista en tanto que Jenofonte pensaba que era un
ético de la voluntad de estilo espartano desfigurando así su doctrina. Según
Burnet y Taylor, en Inglaterra, el Sócrates histórico es el que describe
Platón, que sin duda superó a su maestro gracias a sus enseñanzas. Es evidente
que en sus últimos escritos Platón prescinde totalmente de Sócrates, lo que
hace suponer que cuando aparece en los diálogos como interlocutor principal
Platón se está refiriendo efectivamente a las ideas de Sócrates.
Ninguno puede afirmar que los Diálogos de Platón no contienen
ningún aporte del Sócrates histórico, debiendo reconocer que la doctrina
platónica representa una continuación de las enseñanzas de su maestro. Por lo
tanto, se puede aceptar que si bien Jenofonte no describe un retrato completo
de Sócrates, tampoco se puede considerar autor absoluto de los diálogos de
Platón.
Aristóteles estuvo veinte años en la Academia de Platón, de modo
que su opinión es más que autorizada como para descartarla como hipótesis. Él
consideraba que a Sócrates se le pueden atribuir dos adelantos científicos, el empleo
de los razonamientos inductivos y de la definición universal. De modo que
Sócrates se ocupó de la posibilidad de alcanzar los conceptos precisos y fijos
a diferencia de los sofistas que tenían teorías relativistas.
Para Sócrates, el concepto universal siempre es el mismo, lo que
varía son los ejemplos concretos. Por ejemplo todo hombre es un animal
racional, y esta definición permanece inalterable aunque su conducta sea
diferente a la de otros hombres. De modo que existe lo que no cambia, o sea el
concepto universal o la definición de los objetos, en un mundo en permanente
cambio, de objetos imperfectos y cambiantes que es el de nuestra vida
cotidiana.
Sócrates consideraba de importancia a las definiciones
universales porque se interesaba principalmente en la conducta ética, porque
éstas representaban la base sólida para que los hombres pudieran salir del
relativismo de las doctrinas sofistas. Para los sofistas, la justicia, por
ejemplo, es diferente de una ciudad a otra, en cambio si se logra una definición
universal de lo que significa la justicia para que sea válida para todos los
hombres, se podrá tener algo seguro sobre lo cual construir y se podrán juzgar
las acciones individuales con códigos comunes a todos los estados.
Según Aristóteles, Sócrates utilizaba el razonamiento inductivo,
pero no desde el punto de vista de un lógico sino en el plano de la dialéctica
o conversación, guiando a su interlocutor a arriesgar definiciones hasta llegar
a la más precisa, o sea a una definición universal y válida, procediendo de lo
particular o menos perfecto a lo universal o más perfecto. Sócrates llamó a
este método “mayéutica” (obstetricia) haciendo referencia a su madre que era
partera, como un símbolo de su intención de que los demás diesen a luz ideas
verdaderas.
Así Sócrates se ocupó principalmente por la ética y por las
virtudes del carácter; y en virtud de este interés fue el primero que se ocupó
del problema de las definiciones universales.
Tomado de : Sócrates y Platón,
Colección Grandes Pensadores, Editorial Planeta DeAgostini, España, 2007
EL PENSAMIENTO DE PLATON
El
joven Platón recibió una educación exquisita, tanto del cuerpo, como de la
mente. De la mano de los mejores
maestros estudió gramática, retórica, música, poesía… Pero nada le influiría
tanto como conocer y entrar en el círculo de seguidores de Sócrates. El
encuentro también se presta al mito.
Se dice que Sócrates vio
en sueños un pequeño cisne que aleteaba sobre sus rodillas y que, desplegando
luego las alas, se elevó por los aires entre dulcísimos cantos. Al
día siguiente conoció a Platón y dijo: “He aquí el cisne”. Platón, que ya
entonces había desarrollado sus capacidades literarias y había escrito algunas
tragedias, quemó todos sus escritos anteriores. A partir de ese momento se
dedicaría a la filosofía junto a su maestro. Unos siete u ocho años
permanecieron juntos. Hasta que Sócrates fue condenado a muerte acusado de
corromper a la juventud y de no creer en los dioses. La impresión que causó en
Platón el proceso, condena y muerte del maestro solo es comparable al que le
había causado su encuentro. Platón no estuvo presente en sus últimos momentos
de su maestro, pero los reconstruyó en uno de sus diálogos: el Fedón.
Abrumado por los
acontecimientos y temiendo represalias por su condición de amigo y discípulo de
Sócrates, Platón iniciará un viaje y un exilio voluntario que
lo llevará a diversos centros del saber de la época. La memoria de Sócrates
jamás lo abandonará. De hecho, sus primeras obras son un intento de restituir
su figura tanto de forma directa –como en Apología de Sócrates–
como indirecta, ya que muchos de sus escritos de ética querían impedir la
repetición de injusticias y castigos como los que sufrió su maestro.
Conocer a Sócrates no solo decidiría la vida –dedicada a la filosofía a
partir de ese momento– del joven Platón, sino también la obra. Sócrates no dejó
ningún legado escrito de su pensamiento, pero en la obra de Platón –en su forma
habitual de diálogos–, el maestro se convierte en un personaje locuaz.
La relación
personal entre ambos también tiene puntos de conflicto, como el hecho de que
Platón no estuviera presente el día su muerte, cuando el maestro se encontraba
rodeado de otros discípulos. “Platón estaba enfermo”, dice el autor de sí mismo
en el Fedón. Sí se postuló como voluntario para pagar la multa
que se le impuso a Sócrates antes de cambiar este castigo por el de la pena de
muerte.
EL DIALOGO FORMA UTILIZADA POR
PLATON PARA SUS ESCRITOS
No es posible saber con
certeza cuando comenzó la carrera literaria de Platón. Debió
de ser, en todo caso, tras la muerte de Sócrates. Seguramente esta le decidiera
a poner por escrito lo que había aprendido, al contrario que su maestro, al que
la tradición oral le había bastado. Platón eligió esta forma, el diálogo,
para plasmar conocimientos, inquietudes y opiniones.
Sus obras se pueden dividir en cuatro
grupos:
·
Las primeras se interesan por la ética. Entre
ellas, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides
y Eutifrón, además de la mencionada Apología.
·
Las siguientes se centran en cuestiones políticas,
algo que atrajo siempre a Platón desde niño –pues en su familia estaba rodeado
de dirigentes– y, además, en su juventud participó en la guerra del Peloponeso.
Destacan: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias
Mayor y Menexeno.
·
En su madurez, Platón introduce la TEORÍA DE LAS
IDEAS y desarrolla la de la reminiscencia.
Igualmente se tratan los distintos mitos a lo largo de las páginas de El
banquete, Fedón, República y Fedro.
·
En sus últimas obras (Teeteto, Parménides,
Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes y Epínomis) se
dedica a revisar ideas anteriores e introducir temas sobre la naturaleza o la
medicina, entre otras disciplinas.
En las obras de Platón,
los personajes suelen ser históricos, como Sócrates, Parménides de
Elea, Gorgias o Fedón de Elis, aunque a veces también aparecen algunos de los
que no se tiene ningún registro histórico. Platón no aparece nunca. Solamente
es nombrado en Apología de Sócrates y en Fedón. En
la actualidad se cree que Platón escribió cuarenta y dos diálogos, recopilados
por sus discípulos y otros escritores contemporáneos (que también escribieron
sobre él). Además de los diálogos, se conservan algunas cartas supuestamente
escritas en su vejez. Algunas, como la Carta séptima, resultan
vitales para reconstruir parte de la vida y el pensamiento de Platón.
Platón eligió el diálogo como forma de plasma
conocimientos, inquietudes y opiniones. Hoy se cree que escribió 42 diálogos
por sus discípulos y otros escritores contemporáneos.
La teoría de las ideas
aparece enseguida en la obra de Platón, ya que desde el momento en que se
acepta la inteligencia ordenadora del demiurgo, este actúa –es decir, ordena–
según un plan o modelo. Este plan o modelo son las ideas. La teoría
de las ideas –o las formas– es uno de los hitos del pensamiento platónico. A
grandes rasgos, defiende que existen entes inmateriales, absolutos, inmutables
y universales independientes del mundo físico de los que derivan todo lo que
existe en ese plano físico. Serían, por ejemplo, la bondad, la justicia, la
virtud o el ser humano en sí mismo. Y de ellas llegan todo lo bueno, todo lo
justo, todo lo virtuoso y todos los hombres.
La concepción platónica
de la realidad se desdoblaría por tanto en dos niveles: el mundo inmutable de
las ideas y el mundo físico o sensible, sometido a cambios y vaivenes. La
distinción es tan radical que todo el pensamiento de Platón se verá sesgado por
ella. A partir de esta dicotomía, Platón se convierte en un filósofo-bi, en un
pensador dual que traslada su concepción binaria a los distintos órdenes de su
pensamiento.
En el antropológico,
Platón diferencia entre cuerpo y alma. El primero pertenece al mundo
sensible y nos vincula con la realidad material, mientras el alma participa del
mundo ideal, vinculándonos así con lo divino y lo inmortal. El hombre, según Platón,
se identificaría más con el alma que con la suma de alma-cuerpo, por lo que
creyó que la encarnación del alma es una situación transitoria y contraria a su
destino.
La teoría de las ideas es uno de los hitos del
pensamiento platónico. Defiende que existen entes inmateriales e inmutables
independientes del mundo físico y de ellos derivan la bondad, la justicia, la
virtud o el se humano en sí mismo.
En lo que respecta al
conocimiento, la dualidad toma las formas de doxa (opinión)
y episteme (saber y ciencia). Las primeras pueden estar
equivocadas, son variables y cambiantes… No así la segunda,
estable, verdadera y firme. En La república, se
da la clave: el saber tiene como objeto las estructuras inteligibles, las
ideas, mientras que la opinión se ocupa del mundo físico y sensible.
Individuo y Estado
A la hora de organizar la
sociedad, Platon deja de lado su idealismo y desarrolla un sistema que
intenta llevar a la práctica en distintos momentos… para cosechar decepciones.
Sin embargo, jamás dejará de imaginar cómo debería ser un orden político ideal,
orden que gira en torno a dos ideas:
1. La
primera es una división funcional de los ciudadanos en productores, dedicados a
la actividad económica; guardianes, que se ocupan de la seguridad y el orden; y
gobernantes. Los niveles tienen
su origen y correspondencia con las
partes del alma:apetito, ánimo y razón.
2. La
segunda idea es la búsqueda de la justicia, que llegará cuando cada grupo
social desempeñe la función que le es propia y con la virtud que le es propia:
los gobernantes, la prudencia; el valor en los guardianes y la moderación de
los productores. Por encima de todos ellos, coronará un Estado ideal la figura
del sabio o filósofo. Llega a esta conclusión después de haber valorado
diversas formas de organización:
·
Tiranía, el más perverso de los regímenes.
·
Democracia, el gobierno del pueblo o sus
representantes, es muy imperfecto para Platón.
·
Oligarquía, donde gobierne una ambiciosa minoría.
·
Timocracia o régimen militar.
·
Monarquía o aristocracia, que sería la forma más
perfecta ya que se asegura el gobierno de los mejores, los más preparados. En
el contexto del gobierno de los mejores aparece la figura del rey-filósofo.
Según Platón, para aspirar al máximo bien es preciso poseer la idea de bien.
Sólo quienes hayan conocido esta idea podrán dirigir los asuntos públicos
correctamente, una tarea para lo que es preciso prepararse desde la niñez.
De ahí también la importancia capital de la educación. Y todo ello para
promover, con garantías, los fines del Estado: la virtud y la justicia que
llevarán a una sociedad feliz.
PENSAMIENTO
FILOSOFICO DE ARISTOTELES
Pese a ser discípulo de Platón, Aristóteles fundó un sistema
filosófico propio, alejado de algunas de las más importantes teorías de su
maestro. Si Platón hablaba de la existencia de dos dimensiones
distintas de la realidad –el mundo sensible y el mundo inteligible, de las
ideas–, Aristóteles apostó por la idea de que el mundo es solamente uno, sin
compartimentos. La crítica a la teoría de las ideas será un punto clave de su filosofía: “El hombre es un animal
racional”.
En la Metafísica –denominada por él “primera filosofía”- es en la que
enuncia una de sus teorías más famosas y que tantísima influencia posterior
tendrá: el hilemorfismo. Este establece que
la sustancia es un compuesto de materia (el principio indeterminado) y forma
(la esencia de la sustancia, que determina que sea lo que es).
Esta teoría también la aplicará Aristóteles a la antropología,
sosteniendo que todo cuerpo está constituido por materia y forma, que componen
un todo único. Así, el ser humano es un compuesto de alma con forma de cuerpo,
cuya principal característica es la razón.
Para Aristóteles,
todo aquello que se mueve es movido a su vez por
una causa, y así sucesivamente. Por tanto, ha de
existir algún tipo de motor en el inicio, algo que no sea movido por nadie y
que sea lo que desencadene el proceso. Este primer ‘motor inmóvil’ es lo que él
relaciona con algún tipo de ser divino, responsable, además, de la unidad del
mundo y del orden y las reglas que lo rigen.
En lo referente a la física, Aristóteles explicará el
movimiento, característico de los seres naturales, en términos de acto y
potencia. Acto será el cumplimiento, realización y pleno
desarrollo de las potencialidades de una sustancia, mientras que potencia, la
posibilidad de llegar a ser algo que todavía no se es (por ejemplo, una
semilla: semilla en acto, pero árbol en potencia).
Teoría del conocimiento de Aristóteles: la
experiencia sensible
Para Aristóteles, la piedra angular del conocimiento es la
experiencia y la información que nos llega por los sentidos. Información que, más tarde, nuestra razón se encarga de
abstraer y analizar. Se trata, por tanto, de un aprendizaje inductivo. Mediante
la observación de reglas particulares, podemos llegar a tener una premisa
universal (en lugar del sistema deductivo de los racionalistas, que lo
desarrollan en la otra dirección: de lo universal a lo particular).
Este nuevo enfoque del conocimiento sería el primer paso hacia
el método científico tal y como lo conocemos. Es por esto que Aristóteles puede
ser considerado uno de los primeros empiristas, pese a que siempre someterá el
conocimiento sensible a la razón. La base de su sistema era encontrar una
explicación racional y cierta del mundo que nos rodea.
ORGANON: principio y fin de la lógica: Una de las más grandes aportaciones de
Aristóteles fue la invención de la Lógica, recogida
en su obra Organon. Este conjunto de
libros constituyen la primera investigación sistemática acerca de los
principios que ha de tener un razonamiento para ser válido y correcto, y su
impactó será vital para la historia del pensamiento.
Como dijo Immanuel Kant, desde Aristóteles la lógica no ha dado
un paso atrás… ni hacia delante. Por tanto, concluía el filósofo alemán, era un
tema que se podía haber dado por concluido.
Ética: el justo medio
La ética de Aristóteles es teleológica, es decir, que identifica
el bien con un fin. El filósofo defiende esta idea porque entiende que
cuando los hombres actúan es porque buscan alcanzar un objetivo concreto,
principalmente, la felicidad en la vida.
Aristóteles identifica la felicidad con las virtudes, y divide las mismas en dos ramas, las ÉTICAS (aquellas que están destinadas a dominar la parte irracional
de nuestra alma) y las DIANOÉTICAS
(que se corresponden con la naturaleza racional del ser humano). Entre las
primeras encontramos la fortaleza, la templanza y la justicia, mientras que en
el segundo grupo estarían la prudencia y la inteligencia.
“Somos lo que hacemos día tras día. La excelencia no es un acto,
sino un hábito”
La virtud no es otra cosa, según Aristóteles, que la “dorada
mediocridad”, es decir, el punto medio entre dos extremos. Así, por ejemplo,
Aristóteles establece la valentía en el punto medio entre la temeridad y la
cobardía.
Pero ¿cómo podemos alcanzar la virtud? Mediante hábitos, nos responde. Una repetición continua que debería
llevarnos finalmente a la excelencia. Y es de suma importancia que cuidemos
esas acciones, porque mediante la virtud es como el hombre puede dominar su
parte irracional y de este modo llegar a alcanzar su naturaleza racional, y con
ella, la felicidad.
Política aristotélica
Esta ética desemboca en la política, y en ella sostiene la idea
de que el hombre, como ser racional que es, desarrolla sus fines dentro de la
comunidad. Existen tres formas de gobierno puras –sujetas a la
virtud–, mientras que existen también tres formas desvirtuadas de las mismas.
Entre las primeras, según el número de gobernantes, estarían la monarquía (el
gobierno de uno solo, el más sabio y virtuoso), la aristocracia (el gobierno de
unos pocos) y la democracia (el gobierno de muchos); entre las segundas
hablaríamos de la tiranía, la oligarquía y la demagogia.
Para Aristóteles, el mejor y más justo gobierno sería la
monarquía, pero adolece de un gran problema: es el sistema más difícil de
alcanzar y el que está sujeto a la peor degradación (la
tiranía), por lo que apuesta por que la elección de cada uno de estos sistemas
se haga de acuerdo a las circunstancias de cada país.
“La dignidad no consiste en poseer honores, sino merecerlos”
Legado de Aristóteles para la
posteridad
La historia de la filosofía occidental se ha remitido
continuamente a las teorías aristotélicas desde hace milenios. Sus aportaciones
al campo de la epistemología, la lógica y la metafísica; su papel como el más
grande naturalista de la antigüedad; su metodología sistemática de la que
bebería directamente la revolución científica… Sus logros son a todas luces
inagotables, así como los caminos que abrió a partir de ellos.
Curiosamente, el pensador que más habría de influir en nuestra
cultura estuvo sepultado para Occidente durante siglos, mientras los primeros filósofos cristianos ligaron su
pensamiento a Platón. Sin embargo, gracias al islam –y más concretamente, al
filósofo andalusí Averroes, cuyos comentarios a la filosofía de Aristóteles
influyeron en la filosofía de la Edad Media y el Renacimiento–, sus enseñanzas
retornaron hasta culminar en la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino, que unió
finalmente a Aristóteles con el pensamiento cristiano.
Desde entonces, el estagirita ha sido apoyado, criticado,
alabado y repudiado por cientos de filósofos posteriores, pero nunca olvidado o
ignorado. Dos mil años de historia influyendo prácticamente en todas las ramas
del saber, que se dice pronto.